Ja!! ayer fui con mi mamá a festejar el cumpleaños de mi abuelita con las "muchachas" del H. Congreso Viejeril (nombre otorgado por mi papá) en un restaurant de la "hight society" donde el vaso de agua te cuesta $50 (es un decir). Estamos acostumbrados a ir a esos lugares porque por lo general mi abuelita nos invita (diría alguien "comida gratis"), aunque por lo general vamos solo la familia. El restaurant estaba muy bonito, decorado al estilo de las viejas cocinas tabasqueñas contrastando con un jardín divino con un estanque en el centro lleno de nenufares; un bufet de comida típica tabasqueña y, como no podía faltar en ese tipo de lugar, un puñado de gente superficial, podrida en dinero con sus caritas perfectamente maquilladas y ropa impecable.
Nos tomaron fotos para 3 periódicos diferentes (sin exagerar) y empieza la hora de la plática de las señoras: "Pues mi hija anda en un tour por América del Sur, y ¿cómo te fue en tu viaje por Europa de un mes y medio?. Si, este jueguito, carísimo por cierto, me lo trajo mi hija de Canadá."...etc, etc. Los hijos del Tec de Monterrey, de la UDLA, empleados de la Halliburton, de la Schlumberger, de los gimnacios, las amistades (la mayoría de las veces críticas o chismes), compitiendo hasta por ver quien estuvo más enferma... pura vanidad y vanalidad.
Estuve callada casi por una hora y media, escuchando el bla bla bla hasta que ya no aguanté. Me puse a platicar con una señora (la peorsita de todas, pero que lo descubrí demasiado tarde). Cuando le dije que estudiaba puso cara de interés, cuando le dije donde, el interés se transformó en cara de tamal descompuesto.
Sin embargo, continué platicando con ella y un rato después, con sus dos hijas, chavillas igualitas a su mamá, sin embargo una de ellas (bendito sea Dios), parecía sí tener cerebro y algo de calidad humana auténtica, y es que si algo nos es complicado de entender en este mundo tan lleno de superficialidades, contrastes y poses, es que las personas tenemos la capacidad de escoger quienes queremos ser y escogemos nuestras propias rutas a veces sin darnos cuenta y otras tantas sin tener un rumbo en concreto y aunque aparentemente hayan personas que tienen más "ayuda" para triunfar en la vida, no significa que vayan a hacerlo o que vayan a ser felices. Dios es justo, pero la vida no entiende ese concepto y a cada uno nos quita y nos da de diferentes maneras.